Conociendo a intisar_spanish

sorry, spanish only this time ^^U i´m drawing some so i can´t translate it now ^^U

a little text about Intisar Jannat, the Imperial Pilot ^^

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Le encantaba aquella música, tanto, que sin darse cuenta movía sus caderas con suavidad de un lado a otro, contra el asiento, siguiendo la mayoría de los compases del tema. Estaba feliz: había conseguido un moderno reproductor de MP3 a un muy buen precio, tras algo de regateo, y además había podido agregarle 200 canciones a su elección al adquirirlo, gracias a una promoción.

Con algo de esfuerzo debido al sol poniente, podía ver la base, a lo lejos. Aunque a veces se quejaba de lo asfixiantes que podían ser sus días de “trabajo” en la Fuerza Aérea Imperial, lo cierto es que Intisar se sentía muy incómoda lejos de su F-14, y de su compañera. Además, en el caso de Amirah, la joven coneja parecía necesitar de verdad su tutela, pues cuando no estaba en el aire se metía en tantos problemas que costaba creer que no fuera a propósito.
Mientras el bus se acercaba poco a poco a la pista entre el tránsito, Intisar observaba pensativa el arenoso paisaje tras los edificios. Poco le importaba el hecho de que examinaría un nuevo caza, para evaluarlo; lo que la mantenía preocupada era decidir que le regalaría a su hermano gemelo, Hilal. Quedaban 4 días para su cumpleaños, y sabía que él no vería con buenos ojos un regalo ostentoso, pues era un muchacho simple, así que probablemente le regalaría algún pequeño adorno para la casa o alguna ropa que le sirviera en su trabajo. Incluso para los nacidos en el Imperio, las frías noches eran duras; más aún cuando se debía trabajar al aire libre, limpiando las calles de la gran ciudad de Kamal. Lo bueno era que, en contra de lo que sucedía en otros países, se consideraba este trabajo un honor, pues el oro que bordeaba las veredas junto a las calles había sido extraído en la éoca de mayor abundancia del milenario país. Mientras Intisar meditaba sobre esto, el bus llegó hasta la entrada de la puerta y el conductor, un viejo conocido, frenó con suavidad para dejarla justo en la puerta de la base.
Unos minutos después ya vestía su ropa “de trabajo”, el traje de vuelo camuflado de la FAIIA. Se dirigió hacia los hangares más grandes, los de los viejos pero poderosos F-14, y al llegar al asignado el guardia la dejó pasar tras un corto saludo.
La felina se quedó paralizada un momento al ver la aeronave que estaba junto a la suya, iluminada por una docena de focos de bajo consumo pero gran potencia. Un SU-37, con el distintivo camuflaje Rupiano de ataque, exhibía su poder de fuego. Cada soporte estaba ocupado por algún arma, ya fuese cohetes, misiles aire-aire, bombas, o misiles aire-tierra. Pero lo que había impactado a Intisar era la belleza de líneas del caza, no el despliegue exagerado tan tíico de los norteños. Y detestaba el camuflaje lleno de verdes; sin duda se vería mucho mas bonito con los colores arena-lodo-marrón claro de la FAIIA. Terminó de cerrar la puerta y se dirigió hacia la gente que la esperaba, en medio de las dos enormes aeronaves.
- Ah, aquí está nuestra piloto. –dijo en perfecto castellano un coronel Imperial, dirigiéndose a la recién llegada. Intisar aún no dominaba a la perfección ese idioma, pero si lo suficiente para rara vez tener inconvenientes cuando necesitaba usarlo. Kultrún, assiba yu Ertowa, Jannat.
- Si señor. Justo a tiempo. –fue la respuesta a la frase en Wuden de su superior. Había llegado exactamente a la hora pautada. Los ciudadanos del Imperio consideraba un serio insulto llegar tarde a una cita, más aún con invitados extranjeros. La piloto Rupiana se acercó a ella para saludarla, y con gran esfuerzo logró articular el saludo tíico. “Zafir Fekanet”, sin poder ocultar del todo su acento. De forma muy predecible, se trataba de una joven zorra colorada, la cual sin dudas estaba feliz de que la reunión se realizara de noche. Para los norteños, el día tíico Imperial de 40 o más grados centígrados era una verdadera pesadilla.
- Zafir Fekanet, Teniente Fox. –le devolvió el saludo la gata, con una amplia sonrisa. Varios de los técnicos rupianos no disimulaban en absoluto mientras la observaban, embobados por su cabello, su simpatía aparente…y sus curvas, claro. – Con que estos es el SU-37…
- Sip! –fue la corta e informal, respuesta, mientras ambas giraban hacia el caza Rupiano para observarlo en detalle. Valentina estaba mas que orgullosa de él, de eso no había duda. Intisar, mucho mas experimentada, lo encontraba atractivo en silueta, pero quería probar todos y cada uno de sus modos de radar, y por supuesto sus armas, antes de tomar una decisión. Fox agregó: - A título personal, estoy segura de que el 37 puede serle útil al Imperio para reemplazar varios de sus viejos modelos. Es un aparato excelente.
La honestidad de la Rupiana opacó lo que se habría considerado casi un insulto. Había llamado directamente “vieja” a la FAIIA. Los técnicos de ambos países levantaron la cabeza hacia la felina, para ver su respuesta. Los altos mandos, acostumbrados a las estupideces rupianas en las visitas, simplemente no le prestaron atención.
- No es la máquina la que hace la diferencia, Teniente. Es el piloto. –respondió de manera tajante pero natural la gata, mientras veía los grandes misiles de ataque a tierra. Sólo entonces Fox comprendió su error.
- En cualquier caso, su Fuerza Aérea está magníficamente equipada, Capitana Jannat. –trató de arreglar las cosas, si bien era verdad tanto su frase anterior como la última- Poseen aeronaves interceptoras y de ataque que son la envidia de muchas naciones, y en grandes números.
Dándose cuenta que no había habido mala intención en la zorra, Intisar le preguntó con una seña si podía entrar en la cabina. Ella de inmediato le dijo que si verbalmente, y la acompañó hasta que ambas estaban en la cabina. Intisar sentada en el lugar del piloto, y Valentina Fox aún con medio cuerpo en la escalera. Ahora eran los Imperiales quienes miraban el muy bien formado trasero de una joven, pero trataban de disimularlo con torpeza.
- Se ve muy sencillo de manejar – fue la conclusión de la gata negra tras recibir la extensa guía de la extranjera. Y por si aún se sentía mal por lo anterior, agregó –De hecho, mucho más que nuestros viejos A-6 y Mirage F-1.
- Sus pilotos no tendrán problemas de convertirse al 37, se lo garantizo ^^ - fue la respuesta inmediata en medio de una gran sonrisa. Pero cuando abrió la boca de nuevo, la cara de la zorra se llenó de intriga – Ah, disculpe, Capitana…quería hacerle una pregunta…
- Va? De que se trata? – respondió Intisar, sin darse cuenta del “si” en wuden.
- Vi una enorme cantidad de misiles fuera del hangar… ¿no les parece peligroso dejarlos bajo el sol todo el día?
- Ahh, deben ser para los Dalthhic. Nuestros vecinos del Sureste, La Unión Dáltica. Nos compraron un lote extra de misiles “Atoll” para equipar sus – una ceja se levantó y a la vez una sonrisa irónica apareció en la cara de la felina, que sin embargo pulsaba interruptores chequeando el radar del SU-37 “Exterminador”- “cazas”, como ellos les llaman.
- ¿A que se refiere?
- Aviones de motor a pistón… equipados con nuestros misiles sobrantes. Sus facilidades son tan limitadas que incluso su magnífico avión Rupiano no duraría ni una semana operativo en ese caos. Además, el clima allí es horrible. A usted tal vez le guste…nieve y frío.
Valentina aún trataba de imaginarse la escena. Sabía de cazas Yak-3 volando junto a los MIG-27 y 29 Dálticos, pero jamás pensó que fuesen usados para otra cosa que para remolque de blancos. Poco podía imaginar lo efectivos que eran para ametrallamiento en los valles situados entre las montañas nevadas.
- En fin… a pesar de los colores discretos como una serpiente venenosa, su avión parece bueno para servir con nosotros, Teniente Fox. Iré a pasear un poco con él.
- Pero…¿no usará al menos el simulador para practi…?
- Si es tan bueno como dicen, Teniente, créame que no tendré problemas. –observó la cara de preocupación de la zorra. No sabía si era por ella o por el caza- No se preocupe. Si se rompe, nosotros pagamos. Efectivo, u oro, como prefiera su Gobierno. –levantó la vista, y le silbó a los técnicos para que retirasen todo lo que se atravesaba entre el SU-37 y la pista. Combustible tenía de sobra, como Intisar había comprobado en su revisión.
Mientras el caza Rupiano despegaba entre las estrellas, Valentina lo observaba con miedo. Miedo por la vida de aquella mujer, demasiado confiada según creía. Era un avión muy seguro, si, pero seguía siendo una máquina, y muy sofisticada. Es decir, podía fallar. ¿Acaso los Imperiales no temían en absoluto morir, como se decía en la Federación?